Esta fue sin duda una de las mejores elecciones que pudimos hacer cuando estuvimos en el Borneo de Malasia, navegar en una barca por el río Kinabatangan hasta llegar a la jungla en una zona protegida de Sabah.
Borneo es una isla espectacular, donde la naturaleza es la reina indiscutible, y a pesar de la deforestación debido a las plantaciones de palma, aún quedan lugares vírgenes, donde al pisar tierra, puedes pensar que seas de los pocos que lo han hecho allí.
Llegamos allí después de nuestra primera experiencia viendo orangutanes en el Centro de Rehabilitación de Orangutanes de Sepilok.
Río Kinabatangan
El río Kinabatangan es el segundo río más largo de Malsia, con casi seiscientos kilómetros de longitud, lo cual no es poco. Este río larguísimo posee una cantidad increíble de fauna, y por supuesto, atraviesa zonas de jungla o bosque tropical, por decirlo de alguna manera, vírgenes.
La historia de este río, o más bien, el interés que siempre ha despertado este río es, precisamente, debido a la gran cantidad de animales que allí viven, pero que por desgracia, muchos están en peligro de extinción. De hecho, uno de los animales ya desaparecidos allí es el rinoceronte.
No fueron pocos los comerciantes y cazadores que se acercaban a la zona para conseguir el estúpidamente preciado cuerno de rinoceronte, marfil de los elefantes, o los picos de los cálaos (quizás les conozcas más por el nombre de hornbill). Estos animales sufrieron su captura y muerte debido al gusto de las personas más ricas y poderosas de China.
En la actualidad hay otro gran problema que está poniendo en peligro este gran santuario de animales, y son las plantaciones de palma. Puede parecer insistente, pero cuando ves que mires donde mires, salvo en las reservas naturales, hay palma, ves la envergadura del problema.
Cuando íbamos hacia nuestro campamento, del que hablaré más tarde, en la barca, navegando este majestuoso río, (una especie de Amazonas pero en más pequeño), era inevitable ver en muchos tramos, como detrás de la primera fila de árboles sólo había plantaciones de palma. Nos daba la sensación de estar frente a un decorado, siendo esa primera fila de árboles puro atrezo de un decorado de una película o documental. Realmente triste.
Y navegando, llegamos hasta lo que iba a ser nuestro campamento durante las siguientes dos noches y tres días, el Uncle Tan Wildlife.
Campamento Uncle Tan Wildlife
Si estás pensando seriamente ir al río Kinabatangan y tener una experiencia en la jungla, de manera espartana, la gente de Uncle Tan Wildlife son una buena alternativa.
Nosotros lo reservamos con un mes de antelación, www.uncletan.com. Por suerte, nosotros fuimos en Junio, siendo un mes tranquilo donde a penas hay visitantes, sólo éramos seis personas. Pero nos contaron que en los meses de Julio y Agosto, suele estar lleno.
Llegamos en la barca al campamento, y la primera sensación fue de la estar lejos de todo, sin gente, sin internet, con pocas horas de electricidad, sólo la naturaleza y nosotros.
La cabaña donde nos alojábamos no tenía puerta, tan sólo un colchón y una mosquitera, ya nos lo avisaron, era espartano, y la verdad, que yo lo agradecí.
Las cabañas estaban sobre un manglar, por lo que para movernos siempre lo hacíamos por encima de una plataforma de madera. Los ruidos de los animales eran continuos en el campamento, había un poco de todo, desde cerdos salvajes, ranas, diferentes pájaros coloridos, el martín pescador uno de los más bonitos, con su considerable tamaño y sus coloridos azul y amarillo daba gusto verlo quieto o volando.
También había lagartos monitor, pero no eran especialmente grandes. Y por supuesto la mafia de la jungla, los macacos. No era raro verlos liándola entre ellos por cualquier lado, especialmente los tejados de las cabañas y los árboles, pero no te preocupes, no son de los que se fijan en ti ni en tus pertenencias.
Por suerte, los días que estuvimos, la marea de este río, era baja, por lo que la presencia de los mosquitos era prácticamente inexistente, pero si la marea sube, con ella llegan los mosquitos, así que no olvides el repelente y manga larga.
Realmente fueron tres días y noches donde la actividad no paraba nunca. Fueron seis las actividades, enfocadas a ver animales, desde paseos en el río muy tempranos por la mañana (6:30am) hasta safaris nocturnos tanto en barca como andando.
El campamento está muy bien organizado, y los guías se preocupan en todo momento tanto de nosotros como de la naturaleza, al fin y al cabo, la naturaleza les da de comer, y ellos son lo que intentan preservarla.
La comida era realmente buena, eso sí, no abuses del picante, huye del “sambal”. Este picante es muy popular en la zona, y pica muchísimo, te lo aseguro.
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Por la mañana temprano, después de tomar un café nos montábamos en la barca en busca de animales (6:30am), y por supuesto, en busca de orangutanes en libertad. Tengo que decir que nosotros no los vimos, pero durante una actividad de pesca, otros compañeros sí que vieron un orangután en libertad, por lo que la oportunidad sí que está ahí.
Buscábamos temprano por la mañana a cocodrilos, pájaros, orangutanes, macacos de cola larga, de cola corta, los increíbles proboscios o monos narigudos (sólo se les puede ver en Borneo), gibones… Y como el río, la jungla, todo era para nosotros solo, tuvimos la sensación de vivir una experiencia lejos de la masificación. Esta búsqueda incesante duraba dos horas, y de nuevo vuelta al campamento a desayunar en condiciones.
Por la noche también íbamos en barca a ver más animales, y algunos nocturnos como los búhos, zorros voladores, que son como los murciélagos pero de un tamaño mucho mayor. Por suerte vimos muchos, pero sí nos quedamos con la espina clavada de los orangutanes.
Trekkings por la jungla
Quizás fue este el que más me gustó. Fuimos con la barca hasta una zona bastante alejada del campamento. Y allí nos bajamos, no sin mirar antes si había cocodrilos, y no había. Nos adentramos en la jungla, pero lo que realmente me gustó, fue darme cuenta que no había ningún sendero, sino que nos adentrábamos a un lugar que no había sido “adaptado” para placer y facilidad de los turistas (me incluyo). Así pues, teníamos cuidado dónde poníamos las manos, puesto que allí hay las llamadas “fire ants” o hormigas de fuego. Son pequeñitas y rojas, pero como te piquen, el dolor es inversamente proporcional a su tamaño, y la duración del gran dolor es de varias horas.
Fuimos viendo insectos, arañas, hormigas de tamaño más que considerable, pero que no picaban, ranas que disimulaban con su color con el color de la corteza de los árboles. El calor y la humedad nos hacían sudar muchísimo, pero repito, creo que fue la mejor experiencia de todo el viaje que hicimos a Borneo.
También salimos una noche de trekking por la jungla, pero esta vez más cerca del campamento, ya que llovía considerablemente por la zona que inicialmente íbamos a ir. En este trekking vimos insectos, pájaros y un animal realmente difícil de ver, el loris lento pigmeo!! Estaba en lo alto de un árbol y era de noche, así que con el foco que llevaba el guía lo vimos (lo siento, no hay fotos). Es un animal realmente curioso, sus largas manos, sus enormes ojos, increíbles.
Mereció mucho muchísimo visitar el río Kinabatangan y el campamento de Uncle Tan, totalmente recomendado.
Uncle Tan Wildlife
Sus oficinas se encuentran en la ciudad de Sandakan. Es allí donde aterrizamos por primera vez en Borneo, y donde se encuentra el Centro de Rehabilitación de Orangutanes de Sepilok.
Nos fueron a buscar hasta Sepilok, y de allí nos llevaron a sus oficinas donde nos explicaron en qué consistía el campamento, normas, reglas, etc. Y desde allí, una vez nos dieron de comer, fuimos hasta el pueblo donde se encontraba el embarcadero para llegar hasta el campamento del río Kinabatnagan.
Nosotros hicimos dos noches/tres días, y en el precio incluía todas las comidas y el transporte de ida y vuelta.
No olvides llevar linterna o frontal, repelente de mosquitos, botas de montaña (aunque para los trekkings, ellos te dan botas de goma altas).
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